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Gracias

Ignoras que siente mi alma,
Y, la verdad, no tienes por qué saber. Guardo en mi ser un enigma,
Invisible, nadie lo puede ver.

Es un don que tú me has otorgado,
Un presente, tal vez, inmerecido.
Pero ahí estabas, a mi lado,
Y tu sonrisa fue todo lo que he sentido.

No me sueltas, ah, no me sueltas jamás,
No me sueltas, ah, no me sueltas jamás.

Si me convierto en llamas,
No me sueltas jamás.
Si mi ser se llena de espinas,
No me sueltas jamás.
Si me vuelvo impalpable,
Áspera y venenosa,
Siempre es tu mano
La que encuentra la mía.

Ves más allá de este físico ser,
Tras las máscaras que opto por vestir.
Desnudas mi esencia, como quiera que esté,
Y jamás escoges desistir.

No me sueltas, ah, no me sueltas jamás,
No me sueltas, ah, no me sueltas jamás.

Me hallaste y no me sueltas jamás,
En otro contexto, me habrías dejado atrás.
Me hallaste y no me sueltas jamás,
Hasta el último aliento, hasta el último compás.


Me hallo muy feliz estos días. Tengo sueños que antes no tenía. Quiero seguir con todas estas cosas nuevas que siempre han estado ahí.